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viernes, 2 de octubre de 2009

Entrevista que me realizaron para la revista digital "Ser Latinoamericano"

MALVINAS: DEUDA PENDIENTE


Reportaje por Ignacio Vilchez


Instituto Superior Profesorado Dr. Joaquín V. González, CABA




Un día, HOJAS de RUTA llegó a mis manos.
¿Casualidad o destino?, quizás... ni una cosa ni la otra, quizás las dos al mismo tiempo, imposible
saberlo. De lo que sí estoy seguro es de lo que voy a decir: leer HOJAS de RUTA (libro
crudo, pero necesario), ayuda y es aleccionador; sí, indefectiblemente ayuda para que podamos
abrir más los ojos respecto a lo que pasó durante y después de la Guerra de Malvinas. El autor del
libro es un ex-soldado, y gracias a su gentileza pude hacerme de un ejemplar que me regaló y me
dedicó, al dedicarlo puso: “Para Ignacio con fervor militante” Gustavo Pirich.
Pienso y digo mientras pienso, escribo: Gustavo podrá ser un ex-soldado, pero no dejó de
ser un guerrero, el plus (ahora) lo constituye su conciencia templada cual acero al fragor de su
experiencia. De la guerra en las islas, se encontró con otra guerra que debía librar a partir de la
indiferencia y del abandono casi generalizado de la gente, ni que hablar del evidenciado por parte
del Estado, el cual practicaba lo uno y lo otro de modo cuasi sistemático. La cantidad de suicidios
hablan por sí solos, fueron 300 los que se suicidaron después de la guerra en las islas, Gustavo
junto con sus compañeros ex-combatientes se vieron forzados a reagruparse y marchar para denunciar
lo que estaba ocurriendo, mientras tanto -mientras las vidas dejaban de ser tales- seguía
sin reglamentarse la Ley 23.109, Ley que debía ayudarlos, Ley que debía brindarles un marco de
contención a nivel Salud y, aunque más no fuese, un mínimo respiro a nivel económico.
Entonces, los mismos jóvenes obligados a ir a la guerra en plena Dictadura, ahora adultos eran
forzados a tener que guerrear en plena Democracia; construyendo sus trincheras, disparaban con
la memoria y con la verdad de los hechos que estaban sucediéndose, y esto, mientras desde las
terrazas de los edificios... fuerzas especiales del Estado los observaba en cada una de las manifestaciones,
en cada una de las protestas: hay fotos y documentos que lo comprueban; los ex-soldados
pasaban a ser los nuevos subversivos, posibles desestabilizadores del orden establecido,
¿por qué?, básicamente por tener memoria, por echar luz sobre lo que estaba aconteciendo, pero
aún más, y esto es lo triste: por denunciar lo que iría pasando sucesivamente desde el regreso de
Malvinas hasta el día de hoy. Sí, sí, por denunciar lo que iría pasando desde el momento inmediato
en que se evidencia la derrota... cuando los milicos los juntaron y les dijeron imperativamente que
olvidaran todo lo que habían vivido en Malvinas, pasando por el período alfonsinista de las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final o del acontecimiento de Semana santa, hasta el momento en
el cual el entonces presidente Kirchner decide otorgar la Pensión Honorífica a un grupo bastante
considerable (oficiales y suboficiales) de asesinos y torturadores que habrían participado en el
Teatro de Operaciones.
En Síntesis, Gustavo y sus compañeros fueron y son silenciados por tener memoria, por dar
cuenta de lo sucedido, por decir la verdad y denunciar lo que ven y sienten como injusto.
Silenciados, hasta el día de la fecha. Triste, pero cierto, tan cierto como sintomático. En HOJAS
de RUTA, Gustavo Pirich corre el velo, denuncia con nombre y apellido.
El que quiera oir, que oiga....



GUSTAVO, TE AGRADEZCO POR EL LIBRO, LO LEÍ Y ME PARECIÓ REVELADOR EN TODO SENTIDO,
¿PODRÍAS COMENTAR...QUÉ TE LLEVÓ A ESCRIBIRLO, Y CUÁL FUE TU MOTIVACIÓN...?


G.: Por nada. Básicamente, lo que me llevó a escribir el libro fue el darme cuenta que habían
un montón de cosas que no se sabían y aún no se saben..., fundamentalmente la idea consistía
en dejar un testimonio..., decir ¡todo ésto es parte de lo que pasó tanto en la guerra propiamente
dicha como después en la otra guerra, acá en el continente! Lamentablemente, acá nos encontramos
con que teníamos que librar otra guerra, entonces, de víctimas de la dictadura pasamos
a ser víctimas del Estado, víctimas de la Democracia... Yo sé que cuando lo digo... a algunos les
molesta, pero es la realidad.


¿QUÉ ERA DE TU VIDA ANTES DE MALVINAS?, ¿CUÁLES ERAN TUS PROYECTOS...?

G.: Era un joven como cualquier otro joven, jugaba al fútbol, tenía novia, leía, salía, me interesaba
por las cosas que pasaban. El proyecto que tenía era estudiar periodismo, ya de chico
participaba de las revistas barriales, en la escuela, etc. Si, estudiar, estar con mi novia y tratar de
vivir una vida normal.


¿PODRÍAS RECORDAR... CÓMO FUÉ Y DE QUÉ FORMA TE HICIERON SABER
QUE DEBÍAS ZARPAR -FUSIL EN MANO- HACIA LAS ISLAS?


G.: Yo estaba en la colimba, el 2 de abril nos enteramos que se habían tomado las islas y
empezaron a hacerse un montón de operativos que no eran usuales, preveíamos algo..., pero
nunca nos dijeron oficialmente que íbamos a ir. Recuerdo que nos habían permitido unas visitas,
recuerdo que en aquel entonces vino mi viejo, con lágrimas en los ojos nos miramos... y él dijo
“¡bueno, nos vemos!”, pero en realidad los dos intuíamos qué era lo que estaba pasando e intuíamos
que difícilmente nos volviéramos a ver, se hizo un gran silencio ...


¿QUÉ SENTIMIENTO TE INVADIÓ, CUÁNDO EMPEZABAS A CONTEMPLAR E INCLUSO VIVIENCIAR,
EL FRÍO, EL HAMBRE Y EL MALTRATO DE SUPERIORES?


G.: El frío me pareció una cosa inherente al lugar donde estaba, y aunque se sentía y mucho...
era algo a lo que te terminabas acostumbrando. Es como que en ese momento todo pasa a segundo
plano..., hasta incluso el maltrato de los superiores que era casi una continuidad a lo que
habíamos padecido en la colimba, sólo después lo analizás. El peligro superior eran las bombas
del enemigo, y por eso tanto el frío, el hambre como el maltrato pasaban a segundo plano..., claro
que nos jodía saber que nos teníamos que conformar con un caldito que eran las sobras dejadas
por los oficiales, cuando nos dejaban algo..., pero siempre había algo que trascendía y que hacía
que eso quedara siempre en un segundo plano, no sé, puede ser que haya algo de una especie
de mecanismo de autodefensa, un mecanismo psicológico que nos ayudaba -pese a todo- para
seguir de pie, algo de eso también debe haber. Ni al capitán ni a los oficiales les faltaban nada, en
la carpa tenían de todo, comida, bebida hasta whisky tenían, mientras que muchos compañeros
volvieron con diez kilos menos...


EN UN REPORTAJE QUE LE HICISTE AL EX-GOBERNADOR-MILITAR DE LAS ISLAS,
MARIO BENJAMÍN MENÉNDEZ, LE DIJISTE QUE “MUCHOS MILITARES SE HABÍAN PORTADO
COMO SEÑORITOS INGLES”, PODRÍAS EXPLICAR EN QUÉ SENTIDO LO DIJISTE?


G.: Sí, porque así se comportaron con el enemigo, estaqueando muchas veces a los soldados
de su propia tropa, poniendo en riesgo la seguridad colectiva, y ésto, ¡por robar una oveja para
poder comer!, ¡castigados por robarle una oveja a un estanciero inglés! También me refería al hecho
concreto de que en pleno conflicto, en plena guerra los Bancos ingleses seguían funcionando
como si nada... en nuestro país, además, y por si eso fuese poco... el ministro de Economía -en
aquel entonces- había decidido pagar un monto de 800 millones de dólares de deuda externa a
los mismos enemigos que nos agredían. Entonces, mientras allá se había promovido una guerra,
acá para la mismísima Dictadura... Inglaterra seguía siendo un interlocutor privilegiado, y quedó
demostrado que nunca hubo intención de tocar sus intereses, nunca se tocaron, no parecía un
enemigo, todo lo contrario...


GUSTAVO, ¿QUÉ REFLEXIÓN TE MERECE EL HECHO DE QUE EN PLENA DEMOCRACIA SE TARDARA
CUATRO AÑOS EN REGLAMENTAR UNA LEY -LA 23.109- QUE PODÍA HABER EVITADO EL SUICIDIO
DE MUCHOS DE TUS COMPAÑEROS EX-COMBATIENTES?


G.: Y...que no les importábamos. En realidad la ley sale porque Oraldo Britos, que era senador,
toma un reclamo nuestro de una ley que le llevamos nosotros. Entonces, nadie vaya a creer que
la hicieron ellos por decisión propia. Para salir adelante tuvimos que convertirnos en legisladores
y en eruditos en justicia...es por eso que la ley salió bajo presión. Fijate que cuando cesa un poco
la presión volvía nuevamente la realidad que daba cuenta que no les interesaba nada, que no les
interesábamos.


ES EL MOMENTO EN QUE SE EMPIEZA A OPERAR LA LLAMADA DESMALVINIZACIÓN

Gustavo.:- Sí, ese término «desmalvinización» lo acuña un tipo que fue embajador de la embajada
de Francia en México, un politólogo que se llama Alain Rouquié, es un tipo que preciaba
saber mucho sobre fuerzas armadas argentinas... había escrito libros, y justamente en esa época
le recomienda a Alfonsín que para evitar la vuelta de los militares al poder tenía que desmalvinizar,
¿por qué?, porque desmalvinizar era sacarle lo único por lo cual las fuerzas armadas podían ser
reivindicadas, que era Malvinas. Ese argumento de Rouquié convence a Alfonsín de que había
que hacerle olvidar a los argentinos de Malvinas, es decir, ¡todo lo que tenga tufo a Malvinas hay
que olvidarlo!, incluídos los ex-combatientes. En lugar de separar la paja del trigo, se optó por el
olvido, se descartó de plano nuestra propuesta de analizar lo que había sido la guerra de Malvinas,
la propuesta consistía en una bicameral con participación nuestra y de diversos partidos políticos
para llevar hacia abajo todo lo que había sido el informe Ratenbach y denunciar todavía más a
fondo el rol de las fuerzas armadas, y así, de haberse llevado a cabo... las fuerzas armadas hubieran
perdido rápidamente ese sustento que supuestamente según decía Alain Rouquié tenían,
pues gran parte de la sociedad los habría repudiado. Pero nada de eso se hizo, los gobernantes
optaron por la negación, por el olvido, no permitiéndole a la sociedad que supiera lo que debía
saber. Fue gravísimo.


ENTONCES, SE ME OCURRE O PIENSO QUE DESDE EL RADICALISMO, QUIZÁS AQUELLO HAYA SIDO
TOMADO EN FUNCIÓN DE LO QUE QUERÍAN ASEGURAR. EL MANTENIMIENTO DE LA DEMOCRACIA,
PRESTÁNDOLE LA OREJA A LOS SECTORES DE LA JERARQUÍA MILITAR QUE SE OPONÍAN A LOS
RECLAMOS DE LOS SOLDADOS COMUNES, QUITÁNDOLES ASÍ LA LEGITIMIDAD Y LA URGENCIA
DE SUS RECLAMOS, PROFUNDIZANDO LAS SECUELAS Y HACIENDO DEL ABANDONO DE PERSONA
CASI UNA POLÍTICA DE ESTADO.


Gustavo.:- Sí, sí, ya que en el transcurso de los primeros años se producen la mayor cantidad
de suicidios, por ese abandono aplicado como política de estado. Volviendo un poco, fijate que
aunque uno quiera creer que fue un simple error, después termina existiendo semana santa,
en dónde Alfonsín termina siendo selectivo con el proceso de desmalvinización pero al revés,
diciendo que se había tratado de “un grupo de veteranos de guerra equivocados”, no sólo eso sino
que agrega de “héroes de Malvinas equivocados...”, ¡de héroes!, época en que aún no se había
avanzado con el tema de la Ley y de nuestros beneficios, termina reivindicando a los milicos en
semana santa como un grupo de héroes equivocados. Lo grave y lamentable es que el proceso
de desmalvinización continuó y continúa hasta hoy, continúa a través de no reconocernos a los
ex-soldados, pero sí... reconociendo a las fuerzas armadas, otorgándoles mediante el decreto 886
firmado por Kirchner beneficios a torturadores y asesinos, continúa lo mismo una selectividad en
el proceso de desmalvinización, promoviendo pensión honorífica para ellos, ¡pensión honorífica!,
los reivindicó como héroes, ¡una nueva semana santa! Entonces, hoy por hoy continúa dándose la
desmalvinización selectiva, ya que los Kirchner no sólo no implementan un plan de salud acorde
a las circunstancias, sino que además se siguen negando a hacer una convocatoria obligatoria...


GUSTAVO, DISCULPÁ LA INTERRUPCIÓN, ENSEGUIDA VOLVEREMOS SOBRE AQUELLO; PERO
ANTES TE PEDIRÍA QUE EXPLIQUES AUNQUE SEA BREVEMENTE... LA ALUSIÓN QUE HACÉS
RESPECTO A LA FRAGMENTACIÓN PADECIDA POR EL MOVIMIENTO DE EX-COMBATIENTES EN LA
DÉCADA DEL ´90, ¿PODRÍAS EXPLICAR, CÓMO Y POR QUÉ SE DIÓ?


Gustavo.:- Bueno, en principio habría que decir que el movimiento todavía seguía siendo muy
fuerte, pues en el momento de mayor movilización se había logrado una inserción por ejemplo
en el Movimiento de Juventudes Políticas -que englobaba diversas tendencias partidarias; no
obstante, lo que nos unía eran las causas que teníamos en común, ciertas banderas, por ejemplo
nosotros proponíamos el no pago de la deuda externa a los ingleses, expropiación de las estancias
inglesas, etc; pero, lamentablemente, hubo gente que empezó a mostrar ciertas reticencias
a la hora de la práxis, a consecuencia de ésto nuestro proyecto político fue debilitándose poco
a poco, y muchos dirigentes comenzaron a claudicar, todo esto se hizo palpable y explícito en
época del menemismo... que tenía una política clara de compra, por ejemplo cuando inventó la
Comisión Nacional de Veteranos de Guerra poniendo a muchos de esos dirigentes a cumplir una
función política, los cuales pasaron a ser asalariados que se habían olvidado de sus compañeros
y de las reivindicaciones supuestamente sentidas que habían jurado defender...


BUENO, AHORA SÍ, RETOMANDO ALGO DE LO QUE HABÍAS MENCIONADO ANTES...-Y QUE
SEGÚN JUZGO- ES UNA DE LAS GRANDES DENUNCIAS QUE HACÉS EN TU LIBRO...MUCHOS TIENEN
PRESENTE QUE DESDE EL KIRCHNERISMO SE IMPULSÓ LA ANULACIÓN DE LAS LEYES DE PUNTO
FINAL Y OBEDIENCIA DEBIDA, PERO CASI NADIE RECUERDA QUE POCO TIEMPO DESPUÉS...
EL MISMÍSIMO KIRCHNER SACARÍA LOS DECRETOS Nros. 1.357 DE 2004 y 886 DE 2005.
EN FIN, GUSTAVO, ¿PODRÍAS EXPLICAR UN POCO, DE QUÉ SE TRATÓ AQUELLO,
Y A QUIÉNES PASÓ A BENEFICIAR?


Gustavo.:- Y éste es un ejemplo más de la desmalvinización selectiva que hacía mención, pues
mientras a nosotros nos reprimen y nos observan con fuerzas especiales de los servicios de inteligencia
como muestro con documentación en el libro, mientras todo eso sucedía y aún sucede,
nos tenemos que bancar éstas cosas, pero nosotros seguimos en la lucha... Mediante éstos dos
Decretos, básicamente lo que hace es extender la pensión que cobramos los ex-soldados combatientes
de Malvinas hacia un sector de oficiales y sub-oficiales pasados a retiro o que se jubilan
de forma ordinaria, y que habían estado en el teatro de operaciones..., así, entran nombres que
¡parecen el listado de la CONADEP todo junto!


¿¡POR QUÉ!? ¿CÓMO ES ESO?

Gustavo.:- Porque lo demuestra la trayectoria y los antecedentes de cada uno. ¡Tipos que están
implicados en casos de torturas, desapariciones forzadas de personas y asesinatos, muchos de
los cuales siguieron torturando en Malvinas! Por ejemplo está todo el grupo completo de tarea
332 de la Armada, y no se reduce a ellos. Entonces, la mayoría de los premiados mediante éstos
decretos han tenido participación comprobada en Centros Clandestinos de Detención. En
concreto, mientras al “tigre” Acosta se lo procesaba y embargaba, al mismo tiempo se lo premiaba,
es decir, recibía por medio del Estado la pensión honorífica. Podríamos citar montones...el
General de División Osvaldo Jorge García, quien fuera nada menos que el comandante del Teatro
de Operaciones Sur, juzgado en el informe Rattembach por comprobado mal desempeño de sus
funciones, este tipo contaba con los siguientes antecedentes, durante 1976 era el jefe del área 450
que abarcaba el partido de Vicente López... por lo que fue el responsable del Centro Clandestino de
Detención en su zona... funcionando directamente con la comisaría de Villa Martelli, pero después
siguió su carrera, ya que estuvo sucesivamente a cargo del área 480... juridicción que abarcaba el
partido Tres de Febrero en la provincia de Buenos Aires, y así..., en 1981 era el máximo responsable
de la zona 5 que incluía además de los centros clandestinos de detención del sur de la provincia
de Buenos Aires, incluía digo...- los que estaban ubicados en Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa
Cruz y Tierra del Fuego, en fin, un tipo con todos esos antecedentes es el titular del beneficio por
Pensión Honorífica Nº43-0-0005388 otorgado por el Estado gracias al decreto firmado por Kirchner.


ES DE NO CREER QUE HAYAN SIDO BENEFICIARIOS POR UNA PENSIÓN, QUE ENCIMA...
FUE CATALOGADA DE ¡HONORÍFICA!
¿PODRRÍAS NOMBRAR ALGUNOS MÁS...?


Gustavo.:- Nosotros lo denunciamos. Y sí, muchos no lo quieren creer o prefieren hacer la vista
gorda, pero muchísimos más lo desconocen. Fueron cientos de cientos los beneficiados...Por
ejemplo, el Teniente Binotti, acusado por estaquear soldados en Malvinas, éste tipo actuó en la
ESMA en tareas de logística y secuestros, ¡y fue beneficiado también!; el Teniente Daniel Polano,
que perteneció al grupo de tareas de Campo de Mayo, también torturó en Malvinas, y según una
investigación realizada por Horacio Verbitsky... éste sujeto en 1970 participó en los atentados a la
filial La Plata de la AMIA y a la Facultad de Arquitectura de la misma ciudad, ¡otro beneficiado por
el 886!; el Mayor retirado Francisco Daloia, un tipo con nefastos antecedentes, acusado de varios
asesinatos, ¡también beneficiado con la Pensión Honorífica!; el jefe de mi unidad, Calvo, que huyó
como un cobarde en pleno combate, ¡también está premiado con la Pensión Honorífica por haber
“combatido” en Malvinas!


GUSTAVO, EN TU CALIDAD DE PERIODISTA Y DE EX-COMBATIENTE, ¿CÓMO JUZGÁS EL
TRATAMIENTO O EL ABORDAJE QUE DE MALVINAS HACEN LA MAYORÍA DE LOS PERIODISTAS
CADA VEZ QUE SE PRODUCE UN NUEVO ANIVERSARIO DE MALVINAS?


Gustavo.:- Es anecdótico más que nada, el único interés es todo aquello que movilice el morbo
de la gente, te preguntan “¿Cuánta gente levantáste muerta?” y cosas por el estilo, por eso cuando
empezás a indagar un poco y a profundizar en todo lo que pasó allá y acá , lamentablemente se
corta, no les interesa, hasta ahí llegan. Hay excepciones, pero son los menos.
En general el tratamiento es muy superficial, y éste año casi que ni eso sucedió, pues la muerte
de Alfonsín ofuscó todo.


POR ÚLTIMO GUSTAVO, ¿CÓMO VES A LA ARGENTINA EN EL PRESENTE?, EN GENERAL,
Y ¿QUÉ ESPERÁS DE UN FUTURO?


Gustavo.:- Y veo a un gobierno con algunas medidas interesantes, pero que uno después ve
como las llevan a cabo y... te digo- no me gustan tanto; por ejemplo, te podría decir que nunca
estuve de acuerdo con las AFJP, siempre pensé y dije que la jubilación tiene que ser estatal, pero
cuando uno después ve como se hizo el tema del traspaso de las AFJP al Estado otra vez y se da
cuenta que no fue claro, es confuso y se presta a un manejo discrecional de los fondos; además,
podrían haber hecho afectar esos fondos a un mejoramientos de las jubilaciones, y ésto lo podrían
haber realizado mecánicamente, pero parece que no era la intención, es una lástima...nadie lo hubiera
cuestionado, en más...una medida de ese tipo hubiera tenido un respaldo popular impresionante.
Respecto al conflicto con el campo o mejor dicho con la oligarquía, hay gente que dejó de
apoyar al gobierno porque veía que la plata que le sacaban al campo no iba para el mejoramiento
de las escuelas y de los hospitales, y lamentablemente es una realidad contrastable que favoreció
el poco argumento que tenía la oligarquía, entonces a la gente no se la puede engañar siempre,
porque... ¿dónde están las mejores escuelas y los mejores hospitales?


Entrevista realizada en Agosto 2009

jueves, 6 de agosto de 2009

Algunas consideraciones respecto a los excombatientes, veteranos y pensiones de guerra

El presente escrito reviste el carácter de breve análisis y opinión que me fuera solicitado por los ex combatientes de Chascomús en el año 2008, ante las dudas que presentaban sobre el tema en cuestión.
No pretende ser un análisis exhaustivo, ni agotar la cuestión, ya que el asunto puede ser analizado desde diversas aristas, sino simplemente brindar un panorama sobre aquel en base a distintos aspectos considerados integralmente.



Aníbal José Maffeo, Chascomús, Julio de 2008



1. Cuestiones preliminares



Se han conformado en los últimos años, grupos integrados por personas que durante el Conflicto del Atlántico Sur de 1982, se encontraban cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio o bien, habiendo finalizado el mismo (y por lo tanto, habiendo pasado a conformar las reservas), fueron movilizados para conformar las filas, pero no participaron en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM) ni en operaciones de combate en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), o sea, no entraron en combate, ya que las operaciones bélicas propiamente dichas, se circunscribieron efectivamente a los ámbitos mencionados.
Dichos grupos reclaman hoy en día ser considerados como ex combatientes, y por lo tanto, recibir los mismos beneficios que perciben aquellos que participaron en las operaciones en el TOM o TOAS.
Aparecen entonces, interpretaciones varias, apelación a normas internacionales y divergencias varias respecto al tema.
En primer lugar, es necesario realizar algunas consideraciones terminológicas que suelen llevar a discusiones.
En primer término está el uso del término “veterano”. La palabra veterano, en su uso habitual, se refiere a aquel militar que ha prestado largos servicios en la milicia (La Real Academia Española lo define como el militar “que ha prestado servicio mucho tiempo”). Por lo tanto, poseer la condición de veterano, no implica el haber participado en conflicto alguno.
Distinto es hablar de “veterano de guerra”. Si bien tal acepción no es recogida por la Real Academia Española, el uso corriente que se le da al término es el de quien ha participado en un conflicto bélico.
Por otro lado están los término “combatiente” y “excombatiente”. Combatiente, es “quien combate”, por lo que, “excombatiente”, es “quien combatió”. Por lo que entonces, “combatiente” es quien toma parte en una pelea en la que intervienen fuerzas militares de alguna importancia (dicho de otra manera, el que ataca a o es sujeto de, un ataque enemigo).
No obstante estas definiciones de carácter general, el ordenamiento positivo nacional, ha establecido definiciones propias a los efectos de los reconocimientos y del otorgamiento de distintos beneficios. Así, originariamente, el Decreto Nacional 509/88, definió al veterano de guerra (al sólo efecto de la aplicación de la Ley 23109) en su artículo primero como “los exsoldados conscriptos que desde el 2 de abril al 14 de junio de 1982 participaron en las operaciones bélicas desarrolladas en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, cuya jurisdicción fuera determinada
el 7 de abril de dicho año y que abarcaba la plataforma continental, las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y el espacio aéreo correspondiente”.
Dicha definición, se extendió posteriormente tanto al personal de cuadros de las fuerzas armadas, como a los civiles, que reunían las mismas condiciones que los exsoldados conscriptos. Existen entonces, varias normas de reconocimientos en tal sentido, como la Ley 23118 (condecoración del Honorable Congreso de la Nación), Ley 24343 (extensión de beneficios), Ley 24892 (extensión de beneficios), Ley 24950 (declaración de Héroes Nacionales), Decreto 886/05, etc.
Dicho de otra manera, hay definiciones generales que las dan las normas de la lengua castellana, pero existen definiciones específicas y lo suficientemente claras respecto a la aplicación de las normas en el orden local, respecto a la determinación de la categoría de ex combatiente a los efectos del otorgamiento de los beneficios.


2. La definición de combatiente del “Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales” y su uso inapropiado



En cuanto a supuestos justificativos terminológicos que se intentan utilizar para la determinación la calidad de “combatiente” a los efectos de la percepción de los beneficios, la más común es la de utilizar la definición de combatiente que brinda el “Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales”, más conocido como “Protocolo I”, del 8 de junio de 1977.
Dicho cuerpo legal, en su artículo 43 inc. 2 establece que “los miembros de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto son combatientes”. En él se basan algunas personas para encuadrarse en los términos de las leyes locales.
Más allá de las cuestiones vinculadas a la aplicación de tal Protocolo para Argentina durante el conflicto de Malvinas (para nuestro país, el Protocolo I entró en vigencia recién en el año 1986, cuando se lo aprobó por Ley 23379), es importante apreciar otras cuestiones de fondo.
La primera es que generalmente, omiten referirse a la totalidad del artículo, que reza así: “Los miembros de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto (salvo aquellos que formen parte del personal sanitario y religioso a que se refiere el artículo 33 del III Convenio) son combatientes, es decir, tienen derecho a participar directamente en las hostilidades”.
Ello implica dos cosas. Primero, que los miembros de las fuerzas armadas tienen derecho a participar en las hostilidades, pero no implica que efectivamente lo hagan. O sea que quienes no estuvieron en el TOM o TOAS, si bien tuvieron derecho a participar de las hostilidades, no lo hicieron. En segundo término, el artículo indica que tanto el personal sanitario como el religioso, no son considerados combatientes, lo que, de seguir el razonamiento de quienes se aferran a esta definición, ni los médicos ni los capellanes de las fuerzas armadas en Malvinas podrían considerarse excombatientes. Decir eso, por ejemplo, del capitán médico Llanos (integrante de la Compañía de Comandos 601, condecorado con la medalla “Al esfuerzo y la abnegación), o del teniente de navío médico Deluchi Levene (náufrago del crucero ARA “General Belgrano”), es, al menos, una falta de respeto .
Esto último nos lleva a lo más importante. La definición de combatiente que utiliza el Protocolo I, es a los efectos de la aplicación del mismo y de los Convenios de Ginebra.
No sólo queda claro de la propia inteligencia del instrumento y de los principios generales del derecho, sino de los comentarios del mismísimo Jean Pictect (que llevó adelante el trabajo preparatorio y dirigió la redacción de los Convenios así como presidió las conferencias que elaboró los Protocolos) quien señala que esta definición mencionada es para determinar quienes se encuentran protegidos por las disposiciones de la Tercera (prisioneros de guerra) y quienes no.
El citado artículo 43 del Protocolo I, tiene como único objeto el establecer con claridad la diferencia entre civiles y militares, ya que los instrumentos anteriores (esto es, las Convenciones) no eran lo suficientemente claros al respecto . Dicho artículo, es complementado por el artículo 50, a los efectos de brindar mayor claridad.

Esto es, se determina quién quedará amparado por el régimen de protección para los prisioneros de guerra, y quienes no (o bien estarán amparados por otro régimen).
Pretender utilizar las Convenciones y Protocolos analógicamente para el ámbito local es un error carente de todo sustento lógico o legal, ya que, como quedó demostrado, tanto las Convenciones de Ginebra como sus Protocolos Adicionales, nada tienen que ver con la definición o categorización que cada país adopte respecto a excombatientes o veteranos de guerra.
Queda claro entonces, que ninguna persona que no se haya encontrado en las áreas del TOM o el TOAS, puede considerarse “veterano de guerra” o “excombatiente”, apelando a las figuras internacionales que tienen como objeto la protección aquellos que no participan más en el combate, esto es el combatiente herido, el náufrago o el
prisionero, como son los instrumentos citados.



3. Veteranos y pensiones de guerra en otros países



Por otra parte, es interesante ver cómo otros países receptan las condiciones antes mencionadas y los beneficios que les brindan.
Tomemos el ejemplo de dos países que brindan una amplia cobertura a sus veteranos.
El primer ejemplo interesante es el de los Estados Unidos de Norteamérica, que, como es conocido, posee unas amplias fuerzas armadas que se han encontrado o se encuentran, estacionadas en destinos de ultramar o bien en involucradas en algún conflicto de distinta naturaleza y magnitud.
En ese país, son considerados veteranos los que hayan servido en las fuerzas armadas por un período prolongado de tiempo.
En general, los veteranos estadounidenses no perciben ningún tipo de pensión por parte del estado. Los únicos casos en que pueden percibir pensión es cuando el veterano, siempre que demuestre poseer ingresos limitados, se encuentre discapacitado o tenga más de 65 años.
Las cuestiones de los veteranos están en manos de un organismo del estado, llamado Department of Veteran Affairs (Departamento de Asuntos de Veteranos), que, principalmente, brinda un servicio de asistencia sanitaria totalmente gratuita para los veteranos, a través de una red de hospitales específicos en todo el país. Para poder acceder a dicho servicio sanitario, es necesario haber servido en las fuerzas armadas por más de 24 meses, salvo en el caso de haber sido herido durante el servicio.
Otro caso para analizar, es el del Reino Unido, justamente, el país con el que se entró en conflicto en 1982.
En el Reino Unido, son veteranos quienes hayan servido en las fuerzas de Su Majestad y se hayan retirado del servicio o sido dado de baja por causas no deshonrosas.
Del mismo modo que en los Estados Unidos, los veteranos británicos, hayan o no participado en algún conflicto, no perciben pensión por ello. Salvo en el caso que hayan sido heridos durante su servicio, en cuyo caso se adquieren el derecho a percibirla.
Existen además, otros beneficios como bolsas de trabajo, ayudas crediticias, sanitarias, etc.
Dicho de otro modo, aquellos militares británicos que combatieron en el Conflicto del Atlántico Sur de 1982, ya sea

que se encuentren hoy en servicio, se hayan retirado o se hayan ido de baja, no perciben ningún tipo de pensión por el solo hecho de haber participado en la campaña.
O sea, no existe, en los casos de los países mencionados, una figura que contemple el pago de una pensión o similar a uno de sus ciudadanos, por haber combatido por su país.



4. Las pensiones de guerra en nuestra legislación



El último conflicto armado internacional en el que había participado nuestro país antes del conflicto de 1982, había sido la Guerra del Paraguay.
O sea, las fuerzas armadas argentinas no habían combatido contra una nación enemiga desde hacía más de cien años.
Es interesante entonces ver cómo receptó la legislación las cuestiones vinculadas al reconocimiento a quienes participaron en los conflictos, previos a 1982.
Así, podemos ver la Ley 194, cuyo extracto es “Medalla a los Guerreros del Paraguay y determinando la pensión a sus familias”.
Por su artículo primero se otorgó una medalla a todos los miembros del Ejército de Línea y de la Guardia Nacional que hubieran terminado la campaña contra el Paraguay. Por su artículo tercero, se otorgó una pensión a los familiares de los fallecidos en acción.
La Ley 255 otorgó también el goce de sueldo íntegro, a los Guerreros de la Independencia que hubieran participado en aquellas campañas.
Posteriormente, por Ley 513, se otorgó pensión a las viudas e hijas solteras de los Guerreros de la Independencia (existen varias leyes más que otorgan pensiones a deudos de caídos en diversas campañas, que no se reseñan por no ser relevantes al tema que nos ocupa).
En 1873, se extendió el beneficio de la Ley 255 a los milicianos que sirvieron a órdenes del general Martín Miguel de Güemes y otros jefes, y que “combatieron en defensa de la Independencia de la Nación”. Esta disposición tiene su razón de ser, ya que, muchos hombres, no pertenecientes a los ejércitos regulares, participaron en las campañas de la Independencia, extendiéndoseles despachos en campaña. Fue la Ley 639.
En 1908, varios años luego de finalizada la Guerra del Paraguay, se otorgó, por Ley 6065, una pensión vitalicia a quienes actuaron en dicha campaña, aunque dicha Ley fue observada por el Poder Ejecutivo, no aplicándose.
Por ello, en 1915, se aprobó una nueva ley, esta vez la 9684, la que, en su artículo primero reza: “El persona de Jefes, Oficiales y Tropa sobreviviente que haya tomado parte en la campaña del Paraguay y asistido por lo menos a una acción de guerra o se haya inutilizado en la misma, y que actualmente no tenga pensión, desde la promulgación de la presente gozará de una pensión vitalicia”. De más está decir que la redacción es lo suficientemente clara: para ser beneficiario de la pensión, se hizo necesario haber participado en, al menos, una acción de combate. O sea,
quienes durante la Guerra del Paraguay formaron parte del Ejército, la Marina de Guerra o la Guardia Nacional, pero no participaron en ninguna acción de guerra, no pudieron ser acreedores al beneficio de la pensión.
Posteriormente, por Ley 11295, se extendió el beneficio mencionado, a quienes hubieran participado en las expediciones al Desierto en la lucha contra el indio (siempre que se encontraran encuadrados en las disposiciones de la Ley 1602 o 2295, o sea, haber participado en la Campaña de los Andes de 1882-1883 o bien haber participado en la Campaña del Chaco de 1884 o “haber dirigido o tomado parte activa en las divisiones exploradoras que prepararon aquélla”).
Queda claro entonces, cuál fue la voluntad al momento de otorgar las pensiones de guerra a los veteranos: siempre se asignó a aquellos que hubieran combatido.
Igual tesitura se adoptó con las leyes que concedieron los beneficios para los ex combatientes del Conflicto del Atlántico Sur de 1982 que nos enfrentó con el Reino Unido.



5. Los que no combatieron



En todo conflicto existe un gran número de hombres y mujeres que contribuyen al esfuerzo bélico.
Desde los militares que no participan de las operaciones, sino que, no encontrándose en los teatros operacionales realizan otro tipo de tareas, hasta, por dar un caso in extremis, el ciudadano común, que, sin realizar ninguna acción vinculada directa o indirectamente al sostenimiento de las hostilidades, abona sus impuestos, que contribuyen a solventar los gastos bélicos. Y entre estas dos categorías, podemos pasar revista a los miembros de las organizaciones de la defensa civil, a los operarios de fábricas que elaboran material bélico, a los productores de materias primas, a los miembros del sistema de defensa antiaérea pasiva, a los integrantes de la Red de Observadores del Aire, etc.
En el caso que nos ocupa, existen miles de oficiales, suboficiales y soldados conscriptos que, durante el conflicto de 1982, no participaron en los combates ni estuvieron en los teatros operacionales directamente involucrados en las acciones.
Esto es, no se encuentran encuadrados en las disposiciones vigentes que extienden determinados beneficios a los excombatientes.
Algunos grupos que se mencionan en al comienzo del presente, se han autodenominado (u otros se refieren a ellos), como “movilizados”, “veteranos de Malvinas del continente”, etc..
No obstante las salvedades que se pudieran hacer con respecto a los términos mencionados y su correcta o incorrecta aplicación al caso, es importante señalar un dato importante: ellos no son ex combatientes.
Entonces, queda claro que no pueden considerarse en pie de igualdad con los actuales y reconocidos excombatientes.
Por otra parte, no hay discusión sobre el rol que algunos cuadros y conscriptos (siempre refiriéndonos a los no combatientes) cumplieron durante el conflicto: fue necesario para el mantenimiento de las hostilidades. Es así que no puede desconocerse que se efectuaron tareas en el continente que coadyuvaron a sostener la maquinaria bélica.

Claro que, dichas tareas fueron efectuadas tanto por los mencionados, como por gran parte de la población que no revestía en las fuerzas armadas.
¿Merecen entonces dichos cuadros y conscriptos ser reconocidos por su labor? La respuesta no puede ser otra que la afirmativa.
En otros países, es habitual que se entreguen medallas a quienes, no obstante no ser ex combatientes, hayan desempeñado algún papel en las fuerzas armadas de su país durante un conflicto. Así, siguiendo los casos de los Estados Unidos y el Reino Unido, tenemos que el primero otorga la Medalla del Servicio de Defensa Nacional a
cualquier miembro de sus fuerzas armadas que haya servido en períodos de emergencia nacional, no obstante no haya sido desplazado fuera del país (quienes sí han participado en las campañas reciben la correspondiente medalla, y, además existe el Distintivo de Acciones de Combate, que se otorga a todos aquellos que han entrado efectivamente en combate). En el caso del Reino Unido, también se han otorgado medallas a quienes no hubieran participado en operaciones de combate (como, por ejemplo, la Medalla de Defensa o la Medalla de Guerra, ambas por la Segunda Guerra
Mundial).
Por supuesto, también ha otorgado medallas de campaña por el conflicto de 1982, la denominada Medalla del Atlántico Sur, en dos categorías, sin roseta y con roseta .
Una solución justa para brindar el reconocimiento a los cuadros y conscriptos que, sin encontrarse en el TOM o sin participar en acciones bélicas en el TOAS, contribuyeron efectivamente al sostenimiento de las hostilidades, sería el crear un distintivo oficial para reconocer tal condición (de hecho, la Fuerza Aérea Argentina lo ha hecho, aunque con deficiencias, quizás, en sus denominaciones).
Claro está, que sería necesario definir con claridad y precisión las condiciones para ser acreedor a tal distintivo, ya que no se puede comparar el servicio prestado en 1982 por alguien en, por ejemplo, Misiones, que alguien que estuvo destinado en Río Grande, y así con cada uno de los casos.
Por otra parte, resulta muy importante señalar que la Ley 22674 establece un subsidio para aquellas personas que hubieran resultado con una inutilización o disminución psicofísica permanente como consecuencia del conflicto del Atlántico Sur.
Dicha ley, no sólo comprende a aquellos que combatieron en el TOM o el TOAS, sino que también se extiende a quienes se encontraron en “la Zona de Despliegue Continental” (zona que erróneamente se la suele incluir en proyectos o petitorios, como integrante del TOAS ).
Esto es, cualquiera de aquellas personas que no revista el carácter de ex combatiente, pero que hubiera sufrido en acto de servicio, algún tipo de lesión o daño que acarreó una incapacidad física lesiones o psíquica, se encuentra
amparado y puede, previa acreditación del extremo, exigir el amparo que aquella norma brinda. Dicho sea de otra manera, la persona que no sea ex combatiente, pero que haya sufrido un daño físico (v.gr. lesiones incapacitantes ocurridas en el desempeño de tareas logísticas) o psíquico (v.gr. desórdenes mentales por el inmenso
temor a ser trasladados a las islas), con motivo de las acciones vinculadas al conflicto en la Zona de Despliegue Continental y que lo haya incapacitado en algún nivel, se encuentra amparado y puede exigir la correspondiente reparación consistente en el cobro del subsidio extraordinario fijado.
Pero, ¿qué pasaría con el resto de los beneficios otorgados a los ex combatientes?.
No cabe duda que nuestra legislación no los contempla, ya que se trata de una categoría de excepción perfectamente definida por la misma.
Lo mismo puede decirse de la pensión de guerra. Este derecho corresponde exclusivamente a quienes combatieron, tal la tesitura adoptada por la Ley, siguiendo la tradición histórica de la Argentina de reconocimiento a los ex combatientes, tal como se detalló en el acápite anterior.
Si, a través de una ley, el Congreso adoptara una postura diferente, significaría alterar por completo la propia naturaleza de la pensión de guerra y de los antecedentes que las han sustentado a lo largo de nuestra historia.



6. Consideraciones finales



Intrínsecamente, la guerra es algo malo, más allá de las causas, justas o no, que la hayan motivado. Y en toda guerra, la gente asume distintas posturas frente a ella y distinto es su grado de compromiso.
Durante el conflicto de 1982, hubo toda clase de gente, desde los que sólo se preocuparon por el Mundial de Fútbol de España, hasta los que afanosamente participaron activamente en lo que podían hacer para contribuir al esfuerzo
bélico, desde el lugar que ocupaban.
También estuvieron los que, no deseando ir a combatir, debieron hacerlo, en una trinchera o en solitario buque, enfrentando al enemigo, cuando hubieran preferido estar en sus casas, con sus familias o sus amigos.
Y también están los que, deseando ardorosamente combatir, tuvieron que resignarse (muy a su pesar) a quedar relegados en sus bases y en sus puertos. La misma frustración que sufrieron muchos ciudadanos que, ofreciéndose como voluntarios, no fueron convocados a las filas.
Pero así fue, unos tuvieron el privilegio (o la desgracia, de acuerdo a la interpretación que particularmente se haga) de combatir, y otros no. Esos, y no otros, son los hechos incontrastables.
Como se expresó anteriormente, no cabe duda que quienes contribuyeron al esfuerzo bélico durante 1982, deben ser reconocidos.
Aunque, como se ha venido expresando a lo largo del presente, difícilmente puedan ser considerados ex combatientes y encontrarse en pie de igualdad con estos.


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viernes, 10 de julio de 2009

Edgardo Zapata en FM Identidad

Escuchá la entrevista a Edgardo Zapata (ex soldado combatiente en Malvinas) en FM Identidad 92.1 el día 09/07/2009 en el programa Cruce de Palabras (conducido por Clara Scagliarini)





Si queres descargar el audio a tu pc:

sábado, 4 de julio de 2009

Video de la presentación del libro.



Presentación en Lomas de Zamora
Fecha: 26/06/09
Lugar: Banco Credicoop


Primera Parte:




Segunda parte:



Tercera parte:



Cuarta parte:



Quinta parte:



Sexta parte:



Séptima parte:



Octava parte:

martes, 23 de junio de 2009

Presentacion en Lomas de Zamora

Hola, mi nombre es Gustavo Pírich, nací en Lomas de Zamora y cuando tenía 18 años fui a una guerra. Estoy orgulloso de haber formado parte de esa generación, porque la gran mayoría de los soldados luchó más allá de sus posibilidades, lo que fue reconocido por el propio enemigo.
Pero esa es una de las caras de “la guerra de Malvinas”. La otra es que no solamente tuvimos que enfrentar al enemigo externo, sino también a muchos oficiales y suboficiales de nuestras fuerzas armadas que nos maltrataron, torturaron e incluso, se está investigando, también mataron a alguno de nuestros soldados..Algunos de nuestros jefes se fueron y nos dejaron solos.
Después que la guerra en las islas terminó, comenzó otra verdadera guerra aquí, en el continente. El gobierno militar hizo que pasaramos de ser los “héroes de la guerra” a estar dentro de listados de “delincuentes subversivos”. La democracia nos mantuvo en esa lista.
Durante la guerra murieron 649 combatientes argentinos.
A causa del abandono por parte del estado, más de 1000 ex – soldados murieron, 400 de ellos se suicidaron.
De todas estas cosas que te estoy contando seguramente conocías muy poco o nada.
Por eso escribí un libro, para que el que quiera enterarse de todo esto en detalle, se entere.
A Osvaldo Bayer, le gusto lo que escribi y me hizo el prólogo con una recomendación final que me hace poner colorado: “leamos este libro y aprenderemos mucho”.
Todo esto y mucho más lo quiero compartir con vos, por eso te invito a la presentación de mi libro “Hojas de Ruta” (De la guerra en las islas a la guerra en el continente), que vamos a realizar en el Banco Credicoop de Lomas de Zamora, en Laprida 444, el próximo 26 de junio a las 20 horas.

Te espero, vamos a hablar de un pedazo de la historia reciente.

Gustavo Pirich
Ex – soldado combatiente en Malvinas

sábado, 20 de junio de 2009

lunes, 11 de mayo de 2009

Firma de ejemplares en la FERIA DEL LIBRO

Muchas gracias por el apoyo incondicional a todos los que se hicieron presente en la firma de ejemplares en la feria del libro en primera instancia el día Miércoles 29 de Abril y luego el Domingo 10 de Mayo. Les dejo algunas fotos del evento.






jueves, 7 de mayo de 2009

Prólogo, escrito por Osvaldo Bayer.

Prólogo


MALVINAS: LA VERDAD QUE DUELE


por Osvaldo Bayer


Que un soldado se atreva a decir la verdad de algo tan puesto en el “altar de la Patria” como la denominada guerra de Malvinas, la “verdadera” verdad que es la absoluta verdad, demuestra tener coraje civil. Sí, porque este libro lo ha escrito Gustavo Pirich ya de civil o “veterano” como le llama la voz oficial militar a los que le tocó ir a una guerra para la cual no habían sido preparados.
Gustavo Pirich nos vuelca aquí sus experiencias, con nombre y apellido. Por ejemplo estas cifras rotundas, al empezar: en Malvinas la mortalidad fue, de cada 1000 soldados, 151 caídos para siempre. En la segunda guerra mundial fue de 52; 43; en las guerras de Corea y, en Vietnam, 18. Claro, hay que preguntarse el porqué. Y el autor lo va a ir detallando. En un idioma preciso, profundo, nos va abriendo las puertas a la tragedia, a la injusticia, a la irracionalidad. Pero no paran ahí las cifras del horror. Hasta ahora, ya se han suicidado desde que terminó la guerra de Malvinas más de trescientos ex soldados. Aquí el autor se pregunta con sabiduría: “¿terminó?”. No, no terminó Hay que discutir todo. Y por eso Pirich presenta este libro para que los argentinos nos informemos de lo que fue, en resumen, lo que se llamó pomposamente “reconquista de Malvinas”. Un principio justo –ya que las Malvinas deben ser en realidad, argentinas- usado por los militares de la desaparición de personas para tratar de salvar el “nombre” ante tanta ignominia causada por su dictadura.
Los ex soldados quedaron destrozados animicamente: la muerte de los compañeros, el mal trato de los superiores para con ellos, el olvido total al regreso.
¿.Para qué se hizo esa guerra? Lo acabamos de decir, nada más ni nada menos que para salvarse los militares que habían cometido el más horrible de los crímenes de lesa humanidad: campos de concentración, torturas, “desaparición”, arrojar las víctimas vivas al mar desde aviones, robo de niños, robo de las pertenecias de los perseguidos, etc.. Etcétera.
Comienza el autor su libro con la descripción de “la absoluta soledad” en que se encontraron los soldados al regresar después de la derrota. Y hay un párrafo fundamental que me gusta subrayar: al regreso “no hubo Estado para nosotros. Ni políticos en general. Pero sí traidores en las propias filas que cumplían y cumplen un doble rol: mientras ocupan sillones para ´representarnos`, se llenan de plata y manejan abultados presupuestos, y que también sirven a los intereses de los gobernantes de turno”.
Tal cual. Bastaba escuchar audiciones dedicados a las “Héroes de Malvinas” en conocidas radios que defendían sutilmente a la dictadura caída y los intereses que la apoyaron. Los soldados no fueron héroes de Malvinas sino verdaderas “víctimas de Malvinas”. Esa guerra puede considerarse una vergüenza nacional. Se tomó una justa reivindicación como excusa para esos militares en el poder aparecer como salvadores de la Patria. Lo hemos repetido muchas veces: a las islas Malvinas, argentinas desde siempre hay que reconquistarlas mediante acciones pacíficas y repitiendo ante los organismos internacionales la injusticia que comete Gran Bretaña desde siempre: el haberse apoderado esas islas por la fuerza.
Y este otro párrafo del libro de Pirich quiero remarcar: “La dictadura nos trajo de noche –de vuelta al país- y en silencio, la democracia permitió que la sociedad viera nuestras miserias, pero ambas impidieron que nos expresáramos para poder construir entre todos la verdadera historia de Malvinas”.
La verdadera historia de Malvinas. Esa verdadera historia –desde los estrados militares- la escribió el general Rattenbach, en su informe, con un valiente proceder al enumerar los errores gravísimos, la falta de preparación y la falta de coraje en todo momento de los oficiales del ejército. Por supuesto, con muy pocas excepciones. Pues bien, ese informe que debería estudiarse en nuestros colegios secundarios y universidades tendría que completarse con la lectura de este libro: las vicisitudes y experiencias del soldado Gustavo Pirich y sus compañeros. Y también el film de Tristán Bauer y Edgardo Esteban“Iluminados por el fuego” de prólogo al estudio profundo de esta guerra de la que debemos avergonzarnos los argentinos por la actuación de los que ordenaron y fueron actores protagonistas de la derrota total.
El autor pone el pecho y desenreda el ovillo de la infamia y la cobardía a que fueron sometidos esos jóvenes que fueron usados y aprovechados de su diáfana fe de que iban a defender a la Patria. Se los usó. Nos imaginamos la tremenda tristeza cuando estos, sí, veteranos de la vida, recuerdan a sus compañeros muertos.
Pero la cobardía llegó a tal extremo que, como dice textualmente el autor, “ nos sugirieron además, que una vez vueltos a insertar en la vida civil debíamos olvidar del pasado, y por sobre todo no hablar, no contar lo que en realidad sucedió en esos 74 días.”, y agrega “...en nuestro caso fueron más allá y nos hicieron firmar incluso un acta comprometiéndonos a no revelar lo que habímos visto”.
Nos imaginamos cómo se deben haber sentido manoseados, denigrados los soldados que volvían derrotados, no tanto por las armas de los imperialistas de Thatcher sino por sus superiores uniformados y civiles aliados de estos.. Y no tiene temor en escribirlo. Así lo dice Pirich: “Es que tanto en el genocidio, como en la guerra de Malvinas, para militares y civiles que los protagonizaron, el peor enemigo es la memoria de los sobrevivientes”:
Pirich no tiene ningún temor y publica los nombres de los jefes y oficiales que abandonaron a sus soldados en pleno campo de batalla. Uno de ellos, explica, hoy tiene el grado de coronel.
Por ejemplo detalla en la pequeñez en que caían los superiores al quitarles a los soldados las mejores partes de sus comidas. Y los castigos que recibieron como soldados por tratar de lograr algún alimento.
Si, están registradas todas las pequeñeces del más indecente egoísmo de oficiales y suboficiales con nombre y apellido.
Luego, el autor entra en el período de la democracia y describe el proceso de “desmalvinización”. Y dice: “el gobierno radical no inició el proceso de “desmalvinización, ya que este comenzó con la dictadura. Pero lo profundizó y lo continuaron el resto de las gestiones que la sucedieron. El abandono de persona como politica de Estado funcionó a la perfección”. Y pasa a detallar todo el proceso político y legislativo, burocrático, por excelencia.
Varios capítulos nos muestran cómo la política trato de utilizar, los utilizó, a los ex soldados de Malvinas. Tal vez lo que les dijo Bauzá, ministro de Menem lo sintetiza todo: “El presidente Menem no los va a poder atender, está preparando la visita de Bush”. Esta respuesta lo dice todo.
Pero muchos no abandonaron la lucha y lo dice un cántico que suelen entonar:
Volveremos , a Malvinas...
De la mano de América latina.
Sin guerras, con la paz en la mano y la verdad en la palabra. Este libro me dio la razón un cuarto de siglo después cuando, en el exilio, viajé de ciudad en ciudad para iniciar una campaña de detener la guerra, pararla y comenzar la discusión de quién tenía razón. Para salvar la vida de tantos muchachos que apenas salidos a la vida fueron alejados para siempre de ella por las balas y el fuego de la sinrazón.
Leamos este libro y aprenderemos mucho.

martes, 21 de abril de 2009

Lugares de venta

El libro puede ser adquirido enviando un correo electrónico a la siguiente dirección
hojasderuta.malvinas@gmail.com
indicando Nombre, Apellido, dirección de entrega y un teléfono de contacto (de línea fija o celular).
El precio es de $48 más costos de envío.

El libro en los medios.

Aún antes de haber salido a la venta "Hojas de Ruta" hizo su aparición en el suplemento "El Observador" del Diario Perfil. Una nota publicada por la periodista Gabriela Vulcano con material extraído del capítulo "Cuadro de honor" en el que se denunciaba el cobro de "Pensiones Honoríficas" por parte de torturadores y represores de la última dictadura, provocó que el A.N.S.E.S suspendiera algunos de los beneficios hasta el final de los procesos que los involucra.

Para ver la nota completa haga clic aquí

Para ver recuadro "Sombras de bronca" haga clic aquí

Portada del libro


HOJAS DE RUTA (De la guerra en las islas a la guerra en el continente)
Con Prólogo de Osvaldo Bayer


El autor se pregunta si la guerra de Malvinas terminó para los combatientes el 14 de junio de 1982. Al investigar el abandono de los soldados por parte del Estado, la actividad de los "servicios" de inteligencia sobre sus organizaciones y los muertos de la pos-guerra llega a una conclusión: La guerra sigue en el continente.


Nombre: "Hojas de Ruta, de la guerra en las islas a la guerra en el continente"
Autor: Gustavo Pirich
336 páginas
Editorial Dunken - 2008
Buenos Aires, Argentina
ISBN: 978-9870230786